Escrito por Maisdulin Younis/Fotos: Alberto San Martín
SÁBADO, 24 DE JULIO DE 2010.Nueva Prensa de Guayana
Ciudad Guayana.-Una discusión de pareja terminó, la madrugada de ayer, en un hecho de sangre cuando un hombre cegado por los celos asesinó de siete disparos a su mujer y luego decidió quitarse la vida.
Los fallecidos fueron identificados como María Isabel Villalobos Ardila, de 30 años, y Pedro Paz, de 38.
El homicidio-suicidio se registró en la casa número 020G, en la calle 2 de la urbanización Villa Betania.
Familiares de la pareja se enteraron del doble crimen a las 8:30 de la noche de ayer, debido a que ninguno contestaba sus teléfonos.
“Le enviamos mensajes, los llamamos en diferentes oportunidades, le escribimos al pin y no contestaban. Nos pareció muy extraña la situación y decidimos venir a la casa, que permanecía cerrada y con el carro adentro. Le preguntamos a los vecinos y dijeron que no los habían visto salir”, contó Jimmy Villalobos, hermano de la mujer víctima.
Señaló que al asomarse por la ventana de una de las habitaciones principales de la vivienda yacía el cuerpo sin vida de su cuñado.
“Mi hermana recibió siete impactos de bala, en su mayoría fueron en el abdomen, y la hallamos en el pasillo de la casa. Él sólo tenía una herida en la región gástrica. A lo mejor murió desangrado”, relató Villalobos.
“La noche del domingo ellos estaban celebrando con unos invitados.
Hicieron una parrilla y luego se encerraron. Escuchamos unos disparos, pero pensamos que le puso silenciador al arma porque se escucharon lejos. Por eso no salimos a averiguar”, dijo un testigo.
El vecino agregó que Villalobos Ardila era víctima de constantes maltratos por parte de su marido. “Siempre la agredía. Se escuchaban sus quejas, pero luego se reconciliaban. Ellos por aquí no trataban a nadie, por eso no nos metíamos en sus problemas”, dijeron personas de la comunidad.
El familiar indicó que la pareja tenía cuatro años viviendo en concubinato, pero se la mantenían peleando. “Él la celaba hasta de su sombra. Ambos eran comerciantes y se dedicaban a viajar a Panamá para importar pastas en blanco. Entre los dos compraron la residencia en la que murieron”, dijo
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