domingo, 10 de julio de 2011

Ojalá me llamaran para negociar el rescate de mi hija”

MARTES,05 DE JULIO 2011 GERARDO HAREWOOD
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Ciudad Guayana.Desde hace un mes, Estela Osorio espera por la llamada telefónica en la que indiquen la ubicación de su hija desaparecida. El paradero de Samaria Bello es incierto y, hasta ahora, una de las mayores incógnitas de familiares, amigos y, tal vez, de funcionarios de los organismos encargados de rastrearla.

El sábado 4 de junio, esta mujer licenciada en Contaduría Pública se retiró de las oficinas del Centro Comercial Ciudad Altavista I, lugar donde se desempañaba como administradora.

Eran las 12:30 del mediodía, cuando se trasladó desde su puesto de trabajo hasta la parada de buses más cercana

Todos los sábados salía al mediodía. Iba con una amiga hasta la parada, pero en el trayecto se separaron. Tomaba el microbús hasta la casa en la UD-323, pero antes de venir dijo que pasaría por los 'chinos' a comprar algunas cosas para su hijo de dos años de edad”, comentó la madre.

Es, a partir de ese momento, cuando pierden la pista de Samaria. “Ella tenía su celular descompuesto. Si queríamos comunicarnos, yo le escribía un mensaje, luego ella me llamaba”.

Se sabe que la joven mujer habría llegado hasta la parada de microbús -ubicada frente al extinto Pizza Hut- porque así lo hizo conocer quien la acompañó por última vez ese día.

Aquel “fatídico” sábado, vestía un jean azul, suéter y sandalias corlor marrón. De acuerdo a las descripciones realizadas por sus familiares, Samaria era de piel blanca, ojos pardos, cabello negro y de estatura 1.45.
“No hemos sabido nada de ella... Ojalá alguien me llamara y nos exigiera dinero por ella.

Estamos dispuestos a negociar... la única comunicación que hemos recibido ha sido de personas que nos apoyan”.

La señora Osorio cree que su hija no ha tenido problemas con nadie. También descarta la posibilidad de un viejo amor que la estuviera acechando. “Si eso hubiese pasado me lo hubiese dicho... ¿Enemigos? En la calle tenemos muchos...”

Una vez le comentó que, en uno de sus peregrinajes por autobús con destino a su residencia, un desconocido se sentó a su lado y “comenzó a acosarla”. Explicó que el sujeto le preguntaba mucho dónde vivía, cómo se llamaba y por qué usaba la ropa que llevaba puesta.

Tanto pánico engendró aquel hombre que, kilómetros antes de llegar hasta su hogar, Samaria bajó del colectivo. “Me llamó y me dijo que estaba en el Centro Comercial Gran Sabana (El Guamo, Puerto Ordaz) y me pidió que la pasara buscando. Envié a su hermano por ella”.

1 comentario:

  1. Fui su compañero de trabajo; aún hoy siete años después sigo preocupado por ella.
    No sé si ya apareció o no, pues perdí todo contacto con la empresa donde trabajábamos.

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