Sucesos ⁄ Ciudad Guayana ⁄ 07 de Mayo de 2013 ⁄ 05:00 a.m.
María Alba Toledo
Foto: Luis González
Causa del deceso fue edema cerebral y traumatismo craneoencefálico
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Ciudad Guayana.- La violencia intrafamiliar cada vez muestra más signos de agravamiento. Al parecer la célula de la sociedad está cada vez más corrompida, cuando la agresión es el pan de cada día. La noche del sábado un hombre supuestamente bajo los efectos de sustancias estupefacientes, tuvo un arranque de ira y arremetió contra su pequeña hija. Los golpes propinados le causaron la muerte.
En el barrio Altamira I de San Félix, se escenificó una de las peores pesadillas para una madre. Su hija, quien aún no cumplía dos años, fue asesinada por su propio padre.
La vida de Crismaris Valeria Paredes Maita, fue segada por su propio progenitor, quien sin compasión la golpeó hasta matarla.
Aparentemente todo ocurrió a las 7:00 pm del sábado. Cristian Paredes llegó a su casa número 22 de la calle Gasbe en Altamira I, malhumurado y presuntamente bajo los efectos de la droga, al punto que hasta el llanto de su hija lo molestaba.
La pequeña presentaba malestares y fiebre por lo que estaba llorando y quejándose, esto detonó la ira de Cristian quien pensó que a fuerza de golpes la callaría.
Cuando el hombre empezó a darle en la cabeza, la madre de Crismaris, Saraí Maita, decidió a toda costa protegerla y la cargó en brazos. Sin embargo, le fue imposible contener la fuerza de su pareja quien la continuó golpeando.
Demasiado tarde
Al momento de darse cuenta que ya la niña no presentaba signos vitales, como pudo, Saraí buscó un taxi para llevarla al Centro de Diagnóstico Integral de Bella Vista, pero ya era muy tarde, había muerto.
Durante todo el trayecto la madre fue amenazada por su pareja, le advirtió que si confesaba todo lo que había ocurrido, mataría a su otra hija de cuatro años, por lo que decidió contar que la niña se había caído y eso había causado su fallecimiento.
No obstante, Saraí decidió que no dejaría que el crimen quedara impune por lo que en silencio planeó la entrega del hombre ante las autoridades.
Para el domingo el cuerpo de Crismari fue llevado a la unidad de patología de la policía científica, ahí decidió decir toda la verdad y para que lograran capturar a Cristian lo llevó engañado hasta el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas.
Le dijo que para que le pudieran entregar el cuerpo de la infante, él debía trasladarse hasta el sitio y firmar. Una vez en el lugar, aprovecharon para aprehenderlo para que afronte cargos por homicidio.
De Cristian Paredes se pudo conocer que es una persona violenta y aunque solía asistir a la iglesia evangélica, se descarriló y empezó a consumir drogas y alcohol, lo que empeoraba su temperamento.
Solía darle fuertes golpizas a Saraí y dejarla encerrada en su casa en Altamira I. Ella presa del miedo no lo denunciaba. El hombre sembraba terror en su familia, amenazaba y maltrataba constantemente a su entorno, por lo que finalmente, su comportamiento terminó en tragedia.
Exigió justicia
La abuela de Crismaris Paredes, Yolanda Monasterio, hizo un llamado a las autoridades para que el caso no quede en el aire. Pidió justicia para la vida que no llegará a tener su nieta, quien murió de forma violenta por edema cerebral y traumatismo craneoencefálico.
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